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Islandia es un rincón del mundo donde la naturaleza esculpe paisajes de ensueño, y la cultura nos conecta con un pasado vikingo lleno de misterios y leyendas. Acompañado por varios miembros de mi familia, tuve el privilegio de explorar esta isla nórdica en una furgoneta alquilada. A continuación, os narro nuestra experiencia en este viaje único, dividido por las distintas regiones y actividades que realizamos.
Comenzando en Reykjavík
Nuestro primer destino fue Reykjavík, la capital y el corazón cultural de Islandia. La iglesia Hallgrimskirkja es más que un lugar de culto; su diseño modernista se inspira en los flujos de lava volcánica y se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Desde su torre, las vistas de Reykjavík son impresionantes, permitiendo capturar la esencia de esta capital nórdica en una sola mirada.
Nos sumergimos en la vida local degustando perritos calientes en el puesto Bæjarins bestu, un establecimiento que incluso ha recibido la visita de celebridades internacionales. La mezcla única de condimentos y la mostaza islandesa hacen que este perrito caliente sea una delicia única.
Para relajarnos, visitamos Sky Lagoon, donde pudimos disfrutar de las propiedades terapéuticas de las aguas geotérmicas mientras observábamos el paisaje. No menos importante fue nuestra cena en Fjallkonan, un restaurante que combina ingredientes locales con técnicas culinarias modernas. Desde cordero hasta pescados capturados en aguas islandesas, cada plato era una celebración de la gastronomía local.
Explorando el Parque Nacional Thingvellir
Thingvellir es un lugar de gran importancia histórica y geológica. Aquí se fundó el Alþingi, el parlamento más antiguo del mundo que sigue en funcionamiento, en el año 930. El lago Pingvallavatn no solo es el más grande de Islandia sino también un sitio popular para el buceo y el snorkel debido a la claridad de sus aguas. Está situado en la falla tectónica que separa las placas de América del Norte y Eurasia, lo que le añade un toque más exótico.
La cascada Öxarárfoss cae desde la falla Almannagjá, y es una obra maestra natural que nos dejó sin aliento. No menos intrigante es la iglesia Thingvallakirkja, cuyo origen se remonta al cristianismo temprano en Islandia y ha sido reconstruida varias veces a lo largo de los siglos.
En el Sur: Cascadas, Glaciares y Auroras
Luego de una parada en Hella, un tranquilo pueblo con una población de menos de 1.000 habitantes, pusimos rumbo a Seljalandsfoss. Esta cascada es única porque permite a los visitantes caminar por detrás del torrente de agua, una experiencia realmente mágica. El glaciar Sólheimajökull, parte del gran glaciar Mýrdalsjökull, nos ofreció una oportunidad de experimentar el trekking en hielo. Equipados con crampones y piolets, nos adentramos en este mundo helado.
La noche en Eldhraun Holiday Home fue especial debido a la aparición de las auroras boreales, esos bailes de luces en el cielo que han inspirado mitos y leyendas durante siglos.
Entre Fjords y Glaciares
Después, nos dirigimos hacia el sureste, donde exploramos el cañón Fjaðrárgljúfur, un lugar donde las rocas y el musgo crean un paisaje casi onírico. En Jökulsárlón, una laguna glaciar llena de icebergs flotantes, realizamos un paseo en zodiac que nos permitió apreciar de cerca estas gigantescas masas de hielo.
Pasamos por el bosque más grande de Islandia, Hallormsstaðaskógur, un verdadero oasis en un país donde los bosques son escasos. Este bosque es hogar de diversas especies de flora y fauna, y ofrece numerosas rutas de senderismo.
La Belleza del Norte
Nuestra expedición nos llevó hacia el norte, donde el lago Myvatn y sus alrededores nos ofrecieron un espectáculo geotérmico. Este lago es conocido por su rica biodiversidad, especialmente de aves acuáticas. Dettifoss, la cascada más poderosa de Europa, nos mostró la fuerza incontenible de la naturaleza. La actividad geotérmica se hizo evidente en el campo de Hverir-Námafjall, con sus fumarolas y piscinas de barro hirviendo.
Akureyri, la capital del norte, nos sorprendió con su ambiente cosmopolita y amigable. Aquí pudimos disfrutar de la gastronomía local, incluidos unos deliciosos perritos calientes y una visita a la encantadora “casa de Navidad,” un lugar donde la festividad se celebra todo el año.
Islandia es un lugar que no deja indiferente a nadie. En este viaje, no solo nos encontramos con paisajes inolvidables, sino también con una cultura rica y gente cálida. Es un destino que invita a volver, a explorar y a vivir aventuras sin fin. Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar esta joya del norte, no lo dudes; será una experiencia que te cambiará la vida.
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