Descubre la esencia de Alcalá de Guadaíra a través de la lente en la serie fotográfica «Descubriendo los Molinos del Guadaíra». Esta colección exclusiva consta de nueve impactantes fotografías en blanco y negro que te transportarán al corazón de la ribera urbana del río Guadaíra. Sumérgete en un viaje visual por la historia y la cultura de Alcalá de Guadaíra con imágenes cautivadoras que resaltan la majestuosidad de los molinos harineros sevillanos, símbolos perdurables de la rica herencia económica de la región.

Cada pieza de la serie «Descubriendo los Molinos del Guadaíra» ha sido cuidadosamente seleccionada para la exposición del mismo nombre, ofreciendo una perspectiva única de estos monumentos históricos. Estas estructuras centenarias, inmortalizadas en el tiempo por la fotografía artística, narran historias de un pasado vibrante, cuando su actividad era el pulso económico de Alcalá de Guadaíra.

Ideal para entusiastas de la fotografía, aficionados a la historia y amantes de la cultura andaluza, esta serie fotográfica es un homenaje a la belleza inalterada de los molinos del Guadaíra. Visita la exposición «Descubriendo los Molinos del Guadaíra» y conéctate con la esencia de una época que define a esta encantadora población sevillana.

Explora cada imagen, siente la textura de la historia y redescubre la Alcalá de Guadaíra que fluye junto a su río, manteniendo viva la historia a través de su legado arquitectónico. No te pierdas la oportunidad de experimentar la historia viva de los Molinos del Guadaíra.

Impresión de las fotografías

Impresión en edición limitadaSi.
Tirada25 impresiones de cada fotografía.
Serie numeradaSi.
Certificado de autenticidadSi.
Técnica empleadaFotografía digital.
SoportePapel Baritado Fine Art.
Dimensiones60×40 cm (fotografía horizontal).
40×60 cm (fotografía vertical).
MarcoConsultar.
Año2016.
EmpaquetadoSin marco, Enrollado en tubo.
Con marco, en caja de cartón.

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Los molinos

Molino de la Aceña

El molino de La Aceña pertenece al grupo de “molinos de río”, dentro de la ribera urbana del Guadaíra. Tecnológicamente es un molino de rodezno, en el que el agua represada mediante un azud converge en los “cubos”, pasos estrechos en cuyo interior se situaban los rodeznos, ruedas hidráulicas que movían las piedras encargadas de moler el grano.

En el caso de La Aceña, existe cierta confusión derivada de su propio nombre. Tradicionalmente, las “aceñas” se entienden como ruedas verticales empleadas en la molinería de forma alternativa a los rodeznos. Todavía podemos ver algunos ejemplos de aceñas medievales, como la situada a orillas del Guadalquivir a su paso por Córdoba. En el caso del molino de La Aceña, no parece que éste funcionase nunca mediante rueda vertical. Por el contrario, la documentación medieval nos revela que “aceña” era la palabra genérica para referirse a los molinos, siendo así que casi todas las referencias a molinos del Guadaíra hacen referencia a “aceñas”.

La primera noticia sobre el molino de La Aceña puede remontarse hasta los repartos realizados en 1253 por Alfonso X. En estos documentos se menciona un molino “que llamaban en tiempo de moros Reha Luet”, junto a otro molino “que llamaban Alcaxur, que muele de una fuente”. El molino de Cajul, con numerosas transformaciones desde el siglo XVII, todavía se halla junto al de La Aceña, siendo la toponimia original de éste (“Reha Luet”) una “castellanización” de la denominación árabe original (“Reha al-Wadi” o “Molino del Río”).

Junto con el molino del Algarrobo, el de La Aceña es posiblemente uno de los que mantienen más elementos bajomedievales. Aunque su origen pueda remontarse a época andalusí, no parece probable que subsistan elementos anteriores a los siglos XIV – XV, tanto por las sucesivas transformaciones del edificio como por la acción erosiva del río, que ha impedido tradicionalmente la perdurabilidad de las edificaciones originales.

El molino se organiza a partir de una gran torre de planta cuadrada con azotea y almenado. En el sentido de la corriente se sitúan dos naves adosadas entre sí, en las que se localiza la zona de molienda. El azud, que canalizaba el agua hacia los cubos, terminaba en un puente que conectaba con la orilla izquierda del Guadaíra, permitiendo de esta forma el alivio de la corriente cuando ésta era muy crecida.

Molino de Benarosa

El molino de Benarosa se sitúa en el parque de Oromana, en el margen derecho del río Guadaíra. Su nombre es de origen islámico (Banu Arusa) y corresponde al nombre de la familia que lo poseía cuando la ciudad fue conquistada por las tropas cristianas en el siglo XIII.


Su origen se remonta al menos hasta la época almohade, puesto que es ya nombrado en el repartimiento de Sevilla del año 1252. En 1999 fue restaurado por el Ayuntamiento de Alcalá.


Este molino pertenece al grupo de molinos de río, lo que quiere decir que la energía que movía el mecanismo del molino venía directamente del agua del río. Se compone de una torre y dos naves de planta rectangular con tejado a dos aguas, adosadas a la primera y dispuestas perpendicularmente una respecto a la otra. La nave que enlaza con el azud incluye en el sótano canales o entradas de aguas para otros tantos rodeznos, mientras que en la planta baja se situaban las piedras de moler trigo.


Cerca del molino, se sitúa la casa del molinero, un edificio sencillo de planta rectangular de dos alturas con tejado a dos aguas, usado como vivienda y almacén hasta el final del ciclo molinero de Alcalá, a mediados del siglo XX.

Molino del Algarrobo

Se encuentra a la izquierda de la ribera del Guadaíra. Las primeras referencias documentales aparecen en el siglo XV cuando se señala su propiedad por el monasterio sevillano de San Jerónimo de Buenavista.

Este molino es de la tipología de río. El edificio que podemos ver actualmente tiene una gran torre de planta cuadrada con una azotea almenada. En la parte delantera tiene un porche que se utilizaba como zona de carga y descarga del grano y la harina. En la parte trasera de la torre, sobre el curso fluvial, se sitúan dos salas de molienda sucesivas, con un total de tres piedras. El azud conectaba el molino con la orilla derecha del Guadaíra, represando a la vez las aguas para producir la fuerza hidráulica. En esta orilla derecha se construyó el molino de La Caja, actualmente destruido en parte por la construcción de una fábrica de harinas en el siglo XIX. Este molino compartía azud con el molino del Algarrobo. El molino de La Caja también pertenecía al monasterio de San Jerónimo.

No podemos asegurar que el origen de este molino sea islámico ya que no existe ningún indicio histórico de ello, pues los elementos más antiguos conservados corresponden a la torre, que por su tipología constructiva se fecha en el siglo XIV siendo similar a otras torres de las inmediaciones. Ya durante la Edad Moderna se construyeron las salas de molienda, que sustituyen a las originales bajomedievales, arruinadas probablemente tras alguna crecida del río. Como detalle singular destaca la decoración de incisiones y espigados que todavía puede verse en la fachada oriental de la sala de molienda principal. Por último, el porche responde a la tipología de construcciones del siglo XIX, siendo así uno de los últimos añadidos a este edificio.

El molino fue sometido a un importante proceso de recuperación en el año 2003, en el que se intentó mantener ante todo su aspecto original: piedra vista en la torre, enlucido en las salas de molienda y encalado con zócalo rojo en el porche. De esta forma se evidencian al visitante de manera visual las diferentes fases por las que ha pasado el molino, posiblemente uno de los más complejos de la ribera molinera de Alcalá.

Molino de las Eras o de San Francisco

El molino de Las Eras se sitúa en el actual parque de San Francisco, en la orilla derecha del río Guadaíra, prácticamente enfrentado al Molino de la Tapada. El origen de este edificio es impreciso, aunque existía hasta finales del siglo pasado una pequeña placa de barro en la que se indicaba la fecha de 1605, posiblemente indicativa de su construcción original.


A comienzos del siglo XVIII se menciona su propiedad por el convento de Santa María de los Ángeles, de la orden franciscana. Es por ello que también se conoce este molino como “de San Francisco”, en referencia al cercano establecimiento monástico ubicado en las inmediaciones desde mediados del s. XVI.

En el molino de las Eras, la molienda se realizaba con agua procedente del acuífero, canalizada a través de la galería de los “caños de Carmona”. Se desconoce si la canalización hasta Las Eras la realizaron los franciscanos desde el caño principal procedente de Santa Lucía o desde el cercano molino de La Mina. No obstante, a comienzos del siglo XVII existen diversos pleitos por el derecho de uso del sobrante de agua procedente de la Fuente del Concejo, ubicada en las inmediaciones del Perejil, y que posiblemente se usaría como caño secundario para la molienda. El problema estribaba en su uso compartido con el vecino Molino del Rodete, situado junto al puente, y finalmente desaparecido a lo largo del siglo XVII.
Al igual que en el caso del molino de La Tapada, el de Las Eras es un molino de manantial, si bien la corriente no se canalizaría a través de un acueducto, sino directamente mediante una atarjea conectada con el cubo, que movía dos piedras.

Molino de la Tapada o del Batán

El molino de la Tapada se encuentra en el margen izquierdo del río, cercano al puente de Carlos III y al casco histórico de la ciudad. Es uno de los más singulares ejemplos de la arquitectura molinera alcalareña.

Es un molino de arroyo. El agua que movía su mecanismo procedía de la llamada Fuente del Piojo de debajo del cero conocido como “El Calvario”, en el que se encuentra la ermita de San Roque.

Respecto a la denominación de “La Tapada”, se halla ya plenamente asentada a comienzos del s. XIX, cuando Leandro José de Flores la achaca a una leyenda popular sobre la presencia en una cueva de las inmediaciones de una mujer penitente, siendo este el suceso novelado pocos años más tarde por José María Gutiérrez de Alba.

Las fuentes documentales conservadas hacen frecuente referencia a la “Huerta de La Tapada”, que se hallaría en sus inmediaciones, de la que por testimonios gráficos sabemos que se hallaba tapiada y que se extendería entre el puente de Carlos III, el río y el camino de Utrera hasta los límites de la “Huerta del Algarrobo”.

Las primeras noticias de este molino datan del siglo XVI siendo propiedad de don Fernando Afán de Rivera, duque de Alcalá. Sabemos que junto con otras propiedades de la familia pasaría a formar parte de la dotación hecha en 1649 del Convento de San Juan de Dios, fundación alcalareña de los Afán de Ribera. A partir de este momento, aunque con diferentes arrendadores, la propiedad del molino se mantendría en el seno de la congregación alcalareña hasta el primer tercio del s. XIX, en que las alteraciones políticas (invasión francesa, Trienio Constitucional y desamortizaciones) terminarían por suponer la pérdida de esta propiedad, en paralelo a la definitiva ruina del molino. Todavía hoy tras su restauración conserva prueba heráldica de sus dueños, tres barras transversales, el escudo de los Riveras.

El molino se compone de dos plantas y una azotea transitable. En la planta inferior se situaban las piedras de molienda y en la planta superior se utilizaría como almacén y ocasional vivienda del molinero. La zona exterior orientada al río se hallaba protegida con un murete que aislaba parcialmente la entrada en época de crecida.

Al igual que el molino del Algarrobo, este molino ha sido sometido a un importante proceso de restauración que ha permitido recuperar el aspecto original del edificio. Aquí se desarrolla parte de la obra del conocido escritor alcalareño Gutiérrez de Alba, “La Tapada”.

Molino del Realaje

Es uno de los edificios molineros más monumentales, gracias a su gran torre central de origen medieval.

El edificio conserva todas las dependencias industriales: sótano, sala de molienda con tres piedras y almacén superior. Destaca la presencia anexa al molino de la casa del molinero, que por su situación inmediata al edificio principal posee también aliviadero de aguas frente a posibles inundaciones.

La torre central tiene planta cuadrada, cubierta con una gran bóveda que soporta la azotea. El gran azud canaliza el curso del Guadaíra en un recodo que facilita el aprovechamiento de la fuerza hidráulica para el proceso de molienda.

Por su aspecto singular, este molino ha centrado históricamente la atención de viajeros y paisajistas, hallándose reproducido en numerosas imágenes de los alrededores de Alcalá de Guadaíra.

Molino de Oromana

Se encuentra en el margen derecho del río, en el tramo intermedio de los molinos de Benarosa y de San Juan. Su construcción data del siglo XVII y actualmente está habilitado como mirador.

Es uno de los edificios molineros más monumentales, gracias a su gran torre central de origen medieval.

El edificio conserva todas las dependencias industriales: sótano, sala de molienda con tres piedras y almacén superior. Destaca la presencia anexa al molino de la casa del molinero, que por su situación inmediata al edificio principal posee también aliviadero de aguas frente a posibles inundaciones.

La torre central tiene planta cuadrada, cubierta con una gran bóveda que soporta la azotea. El gran azud canaliza el curso del Guadaíra en un recodo que facilita el aprovechamiento de la fuerza hidráulica para el proceso de molienda.

Por su aspecto singular, este molino ha centrado históricamente la atención de viajeros y paisajistas, hallándose reproducido en numerosas imágenes de los alrededores de Alcalá de Guadaíra.

Molino de San Juan

El molino de San Juan se encuentra también situado en el margen derecho del río a pocos metros del molino de Benarosa. Su nombre se debe a que fue propiedad de la Orden Militar de San Juan de Tocina, a la que tras la conquista de Alcalá se le otorga como pago por su participación en la contienda contra los musulmanes.

Es un molino de río que conserva en el exterior una cubierta a cuatro aguas y una gran sala de molienda. Una importante presa hace posible que el agua del río se encamine hacia sus tres bocas, que llegan hasta las piedras de moler. Sobre la corriente se sitúa la nave de las piedras, cubierta con bóveda de medio cañón y bajo la que se localizan los cubos, en número de cuatro. El gran azud que conecta con la orilla izquierda del Guadaíra fue ampliamente reconstruido en 1998. El edificio actual resulta de las transformaciones del molino medieval original entre los siglos XVII y XX, por lo que poco queda del original.

Como en el caso del molino de Benarosa, la casa del molinero se sitúa cercana al mismo. Es de planta rectangular y se usaba como almacén y vivienda hasta mediados del siglo XX cuando los molinos cayeron en desuso.

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