Unreal World

2.500,00 Impuestos no incluidos

Esta fotografía es una exploración de la percepción y la realidad. Capturé el reflejo de un paisaje natural en el agua, buscando cómo los colores vibrantes y las formas distorsionadas pueden transformar una escena familiar en algo surrealista y mágico. Los tonos rojos intensos y los matices púrpuras crean una atmósfera de otro mundo, como si se tratara de una pintura más que de una fotografía.

Lo que me fascina de esta imagen es cómo los elementos del paisaje se mezclan y se vuelven casi irreconocibles, desafiando al espectador a cuestionar lo que realmente está viendo. El agua actúa como un filtro que distorsiona y enriquece la escena, convirtiendo lo cotidiano en algo extraordinario. La interacción entre los colores y las texturas crea una sensación de movimiento y profundidad, haciendo que el espectador se sienta atraído y desconcertado al mismo tiempo.

Año
2019
Impresión
Directa sobre aluminio Dibond
Edición Limitada
Si
Edición numerada
Si
Tirada
4
Certificado de autenticidad
Si
Dimensiones
75 cm x 50 cm x 0,3 cm
Formato
Horizontal
Piezas
Una pieza
Soporte
Aluminio Dibond
Sujeción
Bastidor de aluminio
Empaquetado
En caja de cartón reforzada

La Puerta al Mundo Irreal

Relato inspirado por la fotografía.

En un rincón olvidado de la ciudad, un pequeño estanque albergaba un secreto que pocos conocían. Luisa, una artista en busca de inspiración, había oído rumores sobre este lugar especial, donde el agua no solo reflejaba la realidad, sino que la transformaba. Decidió que necesitaba ver por sí misma este fenómeno del que tanto había oído hablar.

Una tarde, con su cuaderno de bocetos bajo el brazo, se aventuró a encontrar el estanque. Al llegar, quedó maravillada por lo que vio. Los colores del entorno se reflejaban en el agua de una manera que nunca había visto antes. El rojo del edificio cercano se extendía como fuego líquido, y el cielo se teñía de púrpura y azul, creando una escena que parecía sacada de un sueño.

Luisa se arrodilló junto al borde del estanque, observando cómo las ondulaciones del agua distorsionaban las formas y los colores, convirtiéndolos en algo mágico. De repente, notó algo extraño: una figura oscura se perfilaba en el reflejo, como una sombra que no pertenecía a este mundo.

La figura, una silueta borrosa pero intrigante, parecía moverse con vida propia. Sin pensarlo dos veces, Luisa extendió la mano y tocó la superficie del agua. Al instante, sintió un tirón suave, como si el estanque la estuviera invitando a entrar. Cerró los ojos y, cuando los abrió de nuevo, se encontró en un mundo completamente diferente.

Todo a su alrededor era una mezcla de colores vibrantes y formas fluidas. Los edificios se alzaban como torres de cristal derretido, y el cielo cambiaba constantemente de tonalidades, como una paleta de pintura viva. La figura oscura estaba allí, pero ahora más definida, revelándose como un guía de este mundo irreal.

Luisa siguió a la figura a través de este paisaje surrealista, explorando lugares que desafiaban toda lógica. Caminó por caminos de luz y cruzó puentes de sombras, maravillándose con cada vista nueva. Todo lo que veía alimentaba su creatividad, llenándola de ideas y emociones que nunca antes había experimentado.

Después de lo que pareció una eternidad, la figura la llevó de vuelta al borde del estanque. Luisa sabía que debía regresar, pero sentía que había encontrado una fuente inagotable de inspiración. Antes de partir, la figura le susurró que este mundo siempre estaría allí, esperando a ser descubierto cada vez que necesitara recordar la magia de lo irreal.

De regreso en su estudio, Luisa miró una vez más el estanque, viendo cómo los colores y las formas volvían a su estado original. Sonrió, sabiendo que había encontrado un lugar donde la realidad y la imaginación se encontraban, y que siempre podría regresar al mundo irreal cuando su alma de artista lo necesitara.