Uncertain Path

2.500,00 Impuestos no incluidos

Esta fotografía captura la esencia de la transformación y la percepción. Al enfocarme en el reflejo de un edificio sobre la superficie ondulante del agua, buscaba desdibujar la línea entre la realidad tangible y su interpretación visual. Las ondas y distorsiones del agua añaden una calidad casi onírica, creando una imagen que oscila entre lo abstracto y lo reconocible.

Los tonos verdes y grises dominan la escena, sugiriendo una integración entre la naturaleza y la estructura urbana. La imagen se convierte en una especie de lienzo natural, donde el agua actúa como un pincel que dibuja y redibuja constantemente la realidad. Este juego de luces y colores invita al espectador a sumergirse en una contemplación más profunda, más allá de la mera superficie, explorando la interacción entre lo estático y lo dinámico, lo fijo y lo efímero.

Año
2019
Impresión
Directa sobre aluminio Dibond
Edición Limitada
Si
Edición numerada
Si
Tirada
4
Certificado de autenticidad
Si
Dimensiones
75 cm x 50 cm x 0,3 cm
Formato
Vertical
Piezas
Una pieza
Soporte
Aluminio Dibond
Sujeción
Bastidor de aluminio
Empaquetado
En caja de cartón reforzada

La Ciudad Flotante

Relato inspirado por la fotografía.

El reflejo tembloroso de la ciudad se deslizaba por la superficie del río, como un sueño a medio recordar. Ana se detuvo en el puente, mirando cómo las líneas rectas de los edificios se convertían en ondulantes pinceladas de color bajo el suave vaivén del agua. Allí, en ese reflejo distorsionado, la ciudad parecía menos rígida, más viva.

Siempre había sentido una conexión especial con el agua. Para ella, era un portal a otra dimensión, un espejo que mostraba no solo lo visible, sino también lo invisible: los deseos y miedos de quienes vivían en la ciudad. Cada ola, cada pequeño chapoteo, transformaba la escena en una nueva obra de arte, efímera y única.

En ese momento, Ana pensó en las historias escondidas detrás de cada ventana reflejada, las vidas entrelazadas que, como el agua, fluían y cambiaban con el tiempo. Sintió que estaba mirando el alma de la ciudad, una entidad viva que respiraba y soñaba con sus habitantes.

Sacó su cuaderno y comenzó a dibujar. No se trataba de capturar la perfección de los edificios, sino la esencia de la transformación. Cada trazo de su lápiz seguía el movimiento del agua, creando una imagen que vibraba con la energía del momento. Mientras dibujaba, se dio cuenta de que, al igual que el reflejo, su propia vida estaba en constante cambio, un reflejo de experiencias y emociones que se entrelazaban en un flujo interminable.

Al terminar, Ana miró su obra y sonrió. Sabía que, aunque el reflejo cambiara con cada instante, había capturado algo eterno: la danza entre lo tangible y lo etéreo, la ciudad y su reflejo, la vida y el arte, unidos en una armonía líquida y vibrante.