La Fábrica de Sombras
Relato inspirado por la fotografía.
En la ciudad de Argenta, donde lo ordinario y lo extraordinario se entrelazaban en las esquinas, existía una vieja fábrica abandonada conocida por los misterios que albergaba. Una noche, bajo una luna llena, Mateo decidió explorar sus secretos. Había oído rumores de que dentro de sus muros, las sombras cobraban vida y contaban historias de tiempos pasados y futuros.
Al entrar en la fábrica, Mateo fue recibido por un espectáculo fascinante. Las ondulaciones del agua en el suelo reflejaban las vigas y las paredes, transformándolas en un mosaico de luces y sombras en constante movimiento. Fue entonces cuando notó algo peculiar: las sombras en los reflejos no coincidían con los objetos que las proyectaban. Eran figuras danzantes, personajes de cuentos olvidados, que parecían tener vida propia.
Intrigado, Mateo decidió seguir una de estas sombras. Lo condujo a través de pasillos oscuros y habitaciones polvorientas, hasta llegar a una gran sala donde un antiguo generador estaba cubierto de musgo y enredaderas. Las sombras se reunieron alrededor del generador, formando un círculo que brillaba con una luz etérea.
De repente, una de las sombras, una figura elegante y antigua, se dirigió a Mateo. “Bienvenido a la Fábrica de Sombras,” dijo con una voz suave. “Aquí, las historias del pasado y las visiones del futuro se entrelazan en un baile eterno. Has sido elegido para ser nuestro narrador.”
Mateo, sin saber exactamente qué hacer, empezó a contar la primera historia que le vino a la mente, un relato de amor y pérdida que había escuchado de su abuela. A medida que hablaba, las sombras cobraban formas más definidas, recreando cada escena con detalles sorprendentes. Los personajes de su historia danzaban y actuaban, sus movimientos sincronizados con las ondulaciones del agua en el suelo.
La noche pasó en un parpadeo. Mateo contó historia tras historia, cada una más vívida que la anterior. Las sombras lo aplaudían silenciosamente, sus formas onduladas reflejando agradecimiento y alegría. Cuando la primera luz del amanecer comenzó a filtrarse por las ventanas rotas, la figura elegante se acercó a Mateo una vez más.
“Gracias, narrador,” dijo. “Has dado vida a nuestras historias. Siempre que necesites inspiración, vuelve a la Fábrica de Sombras. Aquí, los reflejos y las ondulaciones te guiarán.”
Mateo salió de la fábrica con una nueva apreciación por el poder de las historias y las imágenes que las acompañan. Sabía que siempre llevaría consigo la magia de esa noche, y cada vez que miraba una sombra danzante en el agua, recordaba la Fábrica de Sombras y las infinitas historias que aún quedaban por contar.