Descripción
Revive la historia del Molino de la Tajada con esta evocadora fotografía en blanco y negro, que captura la esencia de uno de los antiguos molinos del río Guadaíra. La imagen muestra la estructura robusta y parcialmente en ruinas del molino, rodeada de vegetación y situada en un entorno sereno junto al río. Esta obra, parte de la serie “Descubriendo los Molinos del Guadaíra”, está disponible como una impresión fotográfica sobre papel baritado, ofreciendo una calidad excepcional y durabilidad para los amantes del arte y la historia.
El Molino de la Tajada es un testigo silencioso de la rica historia industrial del río Guadaíra. Estos molinos, que datan de la época medieval, desempeñaron un papel crucial en el desarrollo económico local. La fotografía del Molino de la Tajada captura su presencia majestuosa y el paso del tiempo reflejado en sus muros, ofreciendo una visión nostálgica del pasado y un recordatorio del valor patrimonial de estos sitios históricos.
El molino de la Tapada se encuentra en el margen izquierdo del río, cercano al puente de Carlos III y al casco histórico de la ciudad. Es uno de los más singulares ejemplos de la arquitectura molinera alcalareña.
Es un molino de arroyo. El agua que movía su mecanismo procedía de la llamada Fuente del Piojo de debajo del cero conocido como “El Calvario”, en el que se encuentra la ermita de San Roque.
Respecto a la denominación de “La Tapada”, se halla ya plenamente asentada a comienzos del s. XIX, cuando Leandro José de Flores la achaca a una leyenda popular sobre la presencia en una cueva de las inmediaciones de una mujer penitente, siendo este el suceso novelado pocos años más tarde por José María Gutiérrez de Alba.
Las fuentes documentales conservadas hacen frecuente referencia a la “Huerta de La Tapada”, que se hallaría en sus inmediaciones, de la que por testimonios gráficos sabemos que se hallaba tapiada y que se extendería entre el puente de Carlos III, el río y el camino de Utrera hasta los límites de la “Huerta del Algarrobo”.
Las primeras noticias de este molino datan del siglo XVI siendo propiedad de don Fernando Afán de Rivera, duque de Alcalá. Sabemos que junto con otras propiedades de la familia pasaría a formar parte de la dotación hecha en 1649 del Convento de San Juan de Dios, fundación alcalareña de los Afán de Ribera. A partir de este momento, aunque con diferentes arrendadores, la propiedad del molino se mantendría en el seno de la congregación alcalareña hasta el primer tercio del s. XIX, en que las alteraciones políticas (invasión francesa, Trienio Constitucional y desamortizaciones) terminarían por suponer la pérdida de esta propiedad, en paralelo a la definitiva ruina del molino. Todavía hoy tras su restauración conserva prueba heráldica de sus dueños, tres barras transversales, el escudo de los Riveras.
El molino se compone de dos plantas y una azotea transitable. En la planta inferior se situaban las piedras de molienda y en la planta superior se utilizaría como almacén y ocasional vivienda del molinero. La zona exterior orientada al río se hallaba protegida con un murete que aislaba parcialmente la entrada en época de crecida.
Al igual que el molino del Algarrobo, este molino ha sido sometido a un importante proceso de restauración que ha permitido recuperar el aspecto original del edificio. Aquí se desarrolla parte de la obra del conocido escritor alcalareño Gutiérrez de Alba, “La Tapada”.
Esta fotografía es ideal para quienes buscan añadir un toque de historia y elegancia a su espacio. Perfecta para decorar oficinas, hogares, galerías de arte y colecciones privadas. La impresión en papel baritado proporciona una apariencia clásica y sofisticada, conocida por su alta calidad y durabilidad, adecuada tanto para ambientes contemporáneos como tradicionales.
Añade esta fotografía a tu colección y aporta un toque de historia y serenidad a tu entorno. Perfecta para inspirar y enriquecer cualquier espacio con la majestuosidad y el legado histórico del Molino de la Tajada.
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Análisis de la obra
La obra fotográfica captura la esencia nostálgica y melancólica de los paisajes que evocan las técnicas de los paisajistas románticos del siglo XIX. La composición en blanco y negro resalta las texturas desgastadas del molino y el entorno natural, creando una atmósfera que recuerda las obras de Caspar David Friedrich. El uso del contraste, la luz suave y la disposición de los elementos en la imagen contribuyen a una sensación de abandono y quietud, que invita al espectador a reflexionar sobre el paso del tiempo y la historia encapsulada en estos lugares.
El tratamiento en postproducción ha sido aplicado de manera precisa para enfatizar la arquitectura ruinas y las texturas de las paredes desgastadas, logrando un efecto pictórico que resalta los detalles y da una sensación casi táctil. Las sombras y la iluminación dirigen la atención del espectador hacia la estructura central, mientras que el fondo natural aporta una sensación de inmersión, permitiendo que la escena cobre vida y que el molino parezca integrarse con su entorno de una manera natural y envolvente.
La intención detrás de la postproducción es convertir esta fotografía en una reinterpretación visual que trasciende lo documental, fusionando la fotografía con las cualidades emotivas y dramáticas del Romanticismo. El resultado es una imagen cargada de emotividad que transmite la atmósfera deseada por el artista, transportando al espectador a un escenario que parece suspendido en el tiempo.
En resumen, la obra alcanza sus objetivos artísticos al conectar visual y emocionalmente con el espectador, evocando un paisaje que bien podría pertenecer a una época pasada, donde lo humano y lo natural se encuentran en un diálogo silencioso y permanente.
Contexto, inspiración e intención
Esta fotografía forma parte de una serie dedicada a los molinos harineros de la ribera del río Guadaíra, en Alcalá de Guadaíra, un testimonio silencioso del pasado industrial de la región. El artista busca capturar no solo la estructura física de estos molinos, sino también la historia y la belleza que aún persisten en estos lugares. Cada imagen pretende ser un puente entre el pasado y el presente, mostrando cómo estos monumentos resisten el paso del tiempo y nos conectan con nuestra historia.
La inspiración detrás de la serie proviene de la atmósfera única de estos molinos y su entorno natural, donde la naturaleza y la arquitectura se funden en una simbiosis que resulta tanto bella como evocadora. A través de un enfoque romántico, el autor pretende preservar la memoria de estos lugares y transmitir al espectador la importancia de conservar nuestro patrimonio histórico, al tiempo que invita a una contemplación profunda y emotiva de lo que todavía permanece en pie.
El objetivo final de la serie es resaltar la relevancia histórica y estética de estos espacios, recordándonos la fragilidad del pasado y la fuerza de la naturaleza, que sigue abrazando estas construcciones como parte de su paisaje eterno.
Intencion del artista
Reivindicación del Patrimonio Histórico: La obra busca reivindicar la importancia de conservar y valorar el patrimonio histórico de Alcalá de Guadaíra, destacando cómo estos molinos, hoy en día elementos casi olvidados del paisaje, fueron una parte esencial de la vida económica y social de la región.
Impresión FineArt Baryta
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